sábado, 9 de enero de 2010

Vuelta a Pandora..

Llegué a aquel planeta con la esperanza de conocer algo nuevo. Me conocí a mí misma. Al principio sentí miedo, estaba sola y perdida pero repentinamente apareció ella.
Me enseñó todo lo que tenía que saber: su lengua, sus costumbres, la fuerza y la energía. Estas dos últimas cambiaron mi modo de ver la vida, ya no quería ser de la Tierra. Cada planta, cada animal, cada paso que daba era una experiencia. El suelo se iluminaba a mi paso, sentía que cada uno de ellos me llevaría al fin del mundo si fuera necesario.
Al fin volé. Me costó convencer a mi alado amigo para que me dejase montar sobre su lomo, pero al fin lo hice. Sentí cómo éramos uno sólo. Nadie más. Yo volaba. Nada más importaba, cada vez renunciaba más a mi antigua existencia. Y no únicamente por estas sensaciones, sino también por ella. Neytiri me guiaba y me ayudaba pero, sobre todo, lo más importante, confiaba en mí. Yo la amaba.
Pero mi misión inicial me perseguía como una sombra cruel que intentaba ignorar. Llegó el momento en el que no pude seguir dándole la espalda. Asumí la situación y mi nueva vida me dio la espalda.
Decidí plantar cara a mi antigua vida. De nuevo en Pandora cometí una estupidez, pese a ello, sirvió para que mi pueblo me aceptara e incluso me respetara. Luché con ellos. Sufrimos grandes pérdidas, pero con la ayuda de eyki logramos vencer. Era hora de abandonar para siempre mi antigua existencia. Así sucedió.
La vuelta a la realidad fue lo más duro, no quería irme de aquel maravilloso lugar. Me invadió la pesadumbre, una especie de nostalgia se apoderó de mí. Pero tuve que marcharme.
Hoy, tras más de un mes desde que sucedió aquello, he vuelto. Como ya esperaba, Pandora me volvió a hacer sentir parte de ella. La vuelta a Avatar. ¿Una película? No, un mundo mágico.
...

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