martes, 12 de enero de 2010

Trescientos noventa y dos, es cero

Sonreír. Seguir caminando. Dudas, esperas, incertidumbre. No se me ocurre ni que escribir. Estoy sola, sentada ante una maldita hoja en blanco, sin saber que escribir. Ya no tengo palabras para describir esta vida. Tan sólo son golpes, daño, malestar. Parecía haber visto un pequeño haz de luz en este cuarto oscuro, pero fue un engallo de mis sensibles ojos. Me engañaron. Quisiera ver más allá. Quisiera quedarme ciega. Ciega por una luz potente y repentina que inundara este cuarto. Que mis ojos tardaran en acostumbrarse, pero eso me daría un aliciente para querer andar. Para moverme. Porque esta vida es una mierda.

Hijos de puta a diario hacen guerras, asesinan, roban, violan, maltratan, estafan, mienten; ahí siguen, ilesos a pesar de su maldad. Gente buena muere a diario sin que apenas se note en el mundo que acaban de desaparecer. Injusticia. A tomar por culo crisis, dinero, política, estudios, vicios, prensa. Que se esfume todo. Deseo humanidad. Quiero levantarme y sentir que todo está bien. Quiero sentir el amor, notar a alguien a mi lado aunque no lo haya. Oler la esperanza. Sé que la hay, pero no la encuentro. Soy incapaz de verla ni de sentirla. Apenas es palpable porque siempre hay algo en medio que estorba y no me deja tenerla. No quiero pobreza, no quiero hambre, en realidad no quiero nada.

Cambie de opinión, ya no quiero levantarme y sentir todo aquello: simplemente ya no quiero levantarme. No veo opción. Cada día es un duro golpe. La vida tiene sus partes buenas, indudablemente. Pero cada vez encuentro menos en las cuales apoyarme. No es la gente. La gente es la única que vale la pena. Es la vida, la misma vida la que hace daño. Amo la vida, pero es una relación amor-odio que cada día va cruzando más la frontera hacia el lado negativo.

Mis palabras no tienen sentido, la vida tampoco. Sólo pienso y escribo. Miento, no pienso. Si pensara no llegaría a escribir. ¿Para qué? Nadie leerá mis palabras, pocos las entenderán. Nada cambiará por mucho que plasme mis putas palabras en un papel que no sirve absolutamente para nada. Al menos me desahogo. Contar esto a nadie me alivia. Ojalá no lo lea nadie. Bastante tendrá cada uno con lo suyo. Tan sólo son 382 palabras de mierda, 386 cosas que sólo sirven para confundir, 392 deseos inútiles y cero respuestas.

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