lunes, 22 de noviembre de 2010

humor marroncasinegro

¿A quién no le ha pasado nunca estar en el baño haciendo sus necesidades y al acabar, darse cuenta de que no hay papel? Joder, es algo que por naturaleza le pasa a todo ser humano alguna vez en la vida. La situación depende de cada caso, por ejemplo: aquella vez que entras y antes de sentarte en la taza ya ves que no hay papel, pero en ese momento no tienes tiempo de pararte y hacerlo bien, no, lo importante es actuar, tan sólo piensas:"ya veré luego como lo hago". Otra forma es la que yo llamaría "la de la traición", sí, algún traidor y mala persona de tu misma casa te hace la mayor putada de la historia diciendo para sí mismo inocentemente: "bueno aún le queda para por si acaso". Hijo de perra. ¡El hecho de dejar un cuadrado final que en cuanto tiras de ello se queda pegado la mitad al cartón no es una ayuda! Precisamente es una gran putada. Es jugar con la ilusión de la gente joder, que tu entras al baño y te despachas agusto porque piensas que hay papel, que no hay preocupación ni problema, vaya que te sientes seguro de tí mismo. Y claro, el momento en el que echas mano y te das cuenta de lo que hay sientes una gran frustración. La tercera y última es la peor de todas: cuando hay bastante pero lo has despilfarrado. Sí, el ser humano es codicioso por naturaleza y aquí lo demuestra. ¡No puedes coger un trozo como harías si tuvieras poco no! Tienes que coger medio rollo cada vez, porque vas de sobrado, te sientes casi como un dios. Te dices a tí mismo "sí, soy el puto amo tengo todo el papel que quiera y lo voy a usar sólo por una cara, ¡me lo merezco joder!". ¿Qué ocurre? Pues también depende de los casos: si vas de muy sobrado puedes gastar el rollo de dos veces (algo bastante inusual) o por la emoción puedes desenroscar todo el rollo y que éste ruede por el suelo en cuyo caso pueden pasar tres cosas: que se quede cerca de ti lo recojas y hagas un revoltijo de papel, que llegue hasta la zona de la bañera y quede totalmente empapado o que quede impoluto pero sin embargo te toque hacer la maniobra. La famosa maniobra, por nadie nombrada por todos efectuada. A todos nos ha pasado que, mientras mandábamos el fax, alguna vez nos hemos tenido que levantar a por algo, como por ejemplo el rollo de papel de antes. Primero resoplamos con furia, lo cual no sirve de nada. Después, nos incorporamos y avanzamos lentamente de una forma que nos hace parecer neandertales, porque claro, a la vez que tratamos de no salpicar la taza, nos movemos con los pantalones por los tobillos lo cual impide mucho movimiento. El momento del clímax es cuando uno se vuelve a sentar en el váter. Si antes uno se sentía dios, no era nada comparado con lo que siente en ese momento. Es una de las pruebas más difíciles que nos pone la vida.
Así bueno, llegamos al punto en el que nos hemos quedado sin papel. Existen numerosas opciones sobre lo que puede ocurrir a continuación. Si estamos solos en casa, el procedimiento anterior se repetirá, pero esta vez iremos andando así por toda la casa tan sólo rezando porque no entre nadie en ese momento. La segunda opción es la de "la persona cercana", repetiríamos el movimiento pero sólo hasta la puerta del baño, la cual abriríamos y asomaríamos la cabeza de forma que contorsionemos el resto del cuerpo para que no sea visto y gritemos "¡Papeeel!". Da igual quien sea el que lo traiga, tu te desgañitas y en cuanto gritas la palabra mágica escondes también la cabeza y tan sólo asomas la mano por la puerta, no sé, así te sientes más seguro todavía.
Luego está el caso más embarazoso de todos: cuando estás en casa ajena y con gente con la que no hay confianza (ya sea novio o novia y derivados). ¿Qué hacer cuando en esta situación nos quedamos sin papel? Hay dos modos: La de morirte de vergüenza y pedirlo pese a que luego no puedas volver a mirarlos a los ojos y la del vidé o en su defecto ducha. Esta última también es aplicable cuando en nuestra propia casa no hay nada porque haga falta comprarlo. El procedimiento es simple: agua, jabón y...¡rezar para que en la toalla no quede ningún rastro que nos delate!
Muchas gracias

sábado, 30 de octubre de 2010

Nubes y pájaros

Nubes grises sobre la que me hace pensar, sólo rompe el monótono gris un alado negro. Como un estado de la vida que nos hace ser siempre igual a no ser que una luz intensa atraviese nuestro cielo. Al pájaro con impávido vuelo, no le damos importancia, sólo aquel que bata las alas con más fuerza será el que llame nuestra atención. Aunque no todo está en su fuerza, ni en su rapidez, ni en su destreza lo más importante es el momento, la casualidad. Que coincida tu mirada con su vuelo, que ésta se centre en él y sobre todo, que en tu cielo desaparezcan nubes, soles y demás seres porque él es el único que podrás ver ahora. No es tu culpa, no es culpa del cielo, no es culpa del negro alado, ni siquiera de las grises nubes o el sol. Fue la casualidad la que hizo que él volara, y en ese momento, tu estuvieras mirando.

martes, 14 de septiembre de 2010

Descripción de lo imposible

El otro día intenté describirle el amor a una amiga mía. No el amor como suele interpretarse a primeras, es decir, el amor de enamoramiento. No, hablé del amor que se siente cuando sabes que quieres a una persona ya sea tu amiga o amigo, familiar o simplemente una persona especial para ti. Tras pensarlo un rato, las palabras, las cuales tardaron en unirse y tener sentido, logré explicar de cierto modo mi forma de ver el amor. Le dije a mi amiga:

Querer a alguien no es sólo compartir cosas con esa persona, no es sólo hablar con ella, saber de ella, preocuparte por ella. Esto es así puesto que hay miles de formas de relaciones y no hay un patrón que defina lo que una persona querida debe hacer o no para seguir siéndolo. Sin embargo si que hay algo que todas tienen en común. Es un sentimiento de unión que en días normales no somos capaces de percibir. Trataré de poner un caso más concreto para que se entienda.

Por ejemplo, imagina que tienes una amiga, pero que esa amiga vive a miles de kilómetros de distancia de ti. Por circunstancias concretas se tuvo que ir y no la has vuelto a ver en muchos años, no sabes nada de ella. Ni llamadas, ni cartas, ni e-mails. Nada de nada. Al principio te acordabas más de ella, sin embargo según ha ido pasando el tiempo ya ni te acuerdas.

Pero un día recibes una llamada de alguien que te da la noticia de que tu amiga ha fallecido. No sabías nada de ella, no tenías noticias suyas, pero al oír estas palabras algo en tí se ha roto, se ha destruido. Notas que una parte de tí ha desaparecido y que nada podrá sustituirlo. Entonces recuerdas aquellos momentos buenos que pasasteis y tiemblas, te atormenta la pesadumbre y te entristeces.

Y no, no es remordimiento por no haber mantenido mejor relación; ese sentimiento que te ha llevado al recuerdo es lo que yo considero amor.

El amor no implica contacto sensible y no es algo que se pueda romper, puede menguar desde luego, pero no desaparece. Alguien que ha amado nunca puede dejar de hacerlo, ni aunque este amor pase a ser odio, pues el odio es otro modo de dependencia.

Lo complicado es reconocer el momento en el que ocurre, el instante en que dices "quiero a esta persona". Normalmente es algo que va ocurriendo paulatinamente, a medida que conoces más a la persona. A todos nos ha pasado que un día lo hemos pensado y hemos dicho "no me imagino un mundo sin esta persona", sea como sea, la vea o no, sepa de ella o no, es que un mundo sin ella no tiene sentido. Y en ese momento sabemos que amamos, en mayor o menor medida, de un modo u otro.

Muchas veces surge la duda de saber si se ama o no, pero tan sólo con plantearnos este hecho ya le estamos dando tal importancia que nos indica que sí lo hacemos. En estos casos la dificultad no está en saber si queremos o no, sino en saber hasta qué punto lo hacemos. Una duda que siempre tendremos, pues no existe ningún artilugio que mida la cantidad de amor. Aunque queda claro que siempre hay un más y un menos, algo que no podemos controlar.

lunes, 30 de agosto de 2010

Siempre con ganas de más

Un beso no tan largo como te gustaría. Palabras cariñosas que nunca se dicen. Ver que abre la boca pero finalmente no habla. Un gesto hacia ti que no llega a tocarte. El cruce de miradas que acaba pronto porque la aparta. Una historia que parecía tan buena y resulta no serlo. Un regalo de cumpleaños mediocre de quien no te esperabas. La esperanza destruida al finalizar el día y darte cuenta de que falta alguien por llamarte. Mirar el móvil para ver la hora y no acordarte de ella al segundo. Que se lleve tu plato el camarero cuando ibas a mojar el último trozo de pan. Que te arrebaten el último trago de tu vaso. La melodía que escuchas pero no logras identificar. La incertidumbre al escrutar su expresión. El recorrido de tus ojos por el cielo tras ver una estrella fugaz. Poner una canción y que se corte antes de llegar al estribillo. Que te llamen cuando vas por la última página. Despertar y sentir que has dormido un segundo. El ruido que interrumpe un sueño de esos de los que te acuerdas. La frase "ya te contaré que ahora mismo no puedo". Una despedida. Cuando para de caer agua de la ducha. Agotar un bote de ketchup. La publicidad en el último minuto de película. El límite de Megavideo. Un abrazo demasiado corto. Que no te salgan las palabras. Un estornudo que no sale. Un pincho de aceitunas. El teléfono que se corta cuando te iban a decir lo importante. Cuando no llama. Mandar un mensaje y esperar esa respuesta que parece nunca llega. Que se apague el ordenador cuando queda el 1% para completar. Acabarse las palomitas y buscar en la bolsa las que estaban a punto de explotar. Un camino de huellas que se corta en medio de la nada. Sólo dos besos y hace meses que me moría por verte. A punto de lamer el helado y se cae. Aunque corriendo, llegar a la parada pero no darte tiempo a coger el autobús que se está yendo. Un cigarro entre cuatro. Después de esa noche esperar su llamada. Jugar al bingo sin éxito. Buscar el frío bajo la almohada en una noche calurosa. Encontrar más ejemplos. Vivir.

jueves, 12 de agosto de 2010

Like a star...


Hace poco comenzaron las lágrimas de San Lorenzo. Ayer mismo unas amigas, mi hermano y yo nos alejamos un tanto de la civilización para poder apreciar las estrellas en condiciones. En total vi como unas cuatro estrellas fugaces. Sinceramente, nunca había visto tantas seguidas y de esa forma.

Es algo fabuloso, como una cosa puede ser a la vez tan luminosa, mágica y a la vez tan fugaz. Pensándolo con detenimiento, es como la propia vida.

Luminosa. Cual estrella que surca el cielo, al nacer, nosotros tratamos desde el principio de destacar, tratamos de que aunque sea por una milésima de segundo se nos tenga en cuenta, atraer la atención de los demás. Queremos que se maravillen con nosotros, con nuestra aptitud, pensamientos, que se embelesen con nuestro rastro luminoso y que en sus caras se dibuje una sonrisa bobalicona sólo por el hecho de habernos visto pasar.

Mágica. Que de dos células microscópicas pueda surgir algo tan complejo y maravilloso como es la vida, parece cosa de magia. Por supuesto, todo tiene su explicación, sin embargo siempre es necesario creer en algo. No hablo de religiones ni fe en nada, se puede creer simplemente en los principios éticos de cada uno. Y parece cosa de magia que el ser humano, pese a las diferencias entre los de su especie haya logrado sobrevivir tantísimo tiempo sin desaparecer.

Fugaz. La vida es un suspiro. No hay tiempo apenas para planteársela, ¿la solución? limitarse a vivirla y a disfrutarla. No pensar en el mañana.

La vida planteada como una metáfora de una estrella fugaz. Sin embargo, esta metáfora es aplicable a muchos más conceptos. Por supuesto, el amor.¿Alguien se atreve a negarme que el amor no es como una brillante luz mágica, sin embargo, en la mayoría de los casos efímero?

No soy pesimista, pero todo lo que empieza, tiene un final. Nuestro gran problema es que ese final, casi siempre nos destroza. Duele ver como esa luz se apaga, como esa magia desaparece para dar paso a una realidad en la que sólo nos vemos a nosotros mismos en el espejo. Sentimos como si desapareciera una parte importante que nos pertenecía. Entonces, ¿que hacer?

Es muy simple. Cuando vemos una estrella fugaz la emoción nos embarga, nos sentimos felices por haberla visto, pero al ser tan rápida lamentamos no haber podido disfrutar por más tiempo de su fulgor. Lo siguiente que sentimos es desorientación. Escrutamos el cielo en busca de una nueva estrella fugaz que nos haga sentir lo mismo, y por un momento experimentamos un tanto de desesperación por no encontrarla.

Tal vez aparezca otra o tal vez no. Podemos dejar que nuestra mente se relaje viendo el cielo y tal vez con suerte y sin que lo busquemos aparezca por fin esa estrella que tanto ansiábamos, pero no debemos sufrir por ello, sino disfrutar en el camino.

Lo que no te mata te hace más fuerte.

miércoles, 28 de julio de 2010

Un pequeño paso para España, un Gran Paso para los toros

"¿Pero es que acaso sabemos si el toro sufre?", estas palabras salieron de boca de la "periodista" Ana Rosa Quintana, de cuya profesionalidad dudo y casposidad cada día estoy más convencida, durante un debate acerca de la tauromaquia. Palabras como estas definen la incultura y la falta de humanidad de muchos españoles.

Pero hoy se le ha hecho una pequeña llave a la incultura, un avance que ,espero, sólo sea el principio de un progreso en este país. Hoy, en Cataluña, se han prohibido las corridas de toros. Una práctica brutal que únicamente servía como pasatiempo para grandes personalidades y como fuente de ingresos a cambio del sufrimiento de un animal.

Toreros, tras conocer la decisión del Parlamento, derramaban sus lágrimas y con gran hipocresía tildaban esta prohibición de "censora de libertad". Afirmación que deberían pensar antes de hacer ya que, son ellos mismos los que coartan de libertad a un pobre animal; los que le hacen sufrir; los que le marean; los que, por si no fuera poco con humillarles, le clavan una puntilla y le dejan que se desangre vivo, mientras reciben una gran oleada de aplausos.

Lo más triste de todo es que a España se la reconoce en todo el mundo por este tipo de actos. ¿De verdad la imagen que queremos proyectar es la de unos sadomasoquistas asesinos y maltratadores de animales? Pues bien, parece ser que muchos sí y de hecho lo consiguen. Así ocurre ahora, que en otros países al enterarse de la noticia se han quedado pasmados.

La cuna del toreo, Cataluña, ha dado ejemplo y ha mostrado el principio del avance; donde nació comienza a morir. Espero que esto cambie las mentalidades de mis conciudadanos y que la gente sea capaz de mirar un poco más allá y darse cuenta de la atrocidad que esta celebración significa. Lo llaman cultura, arte...el sufrimiento no se puede considerar eso.

Y desde aquí digo que el estar en contra del toreo no significa que se sea menos español, como muchos pro-taurinos piensan, yo soy española, estoy orgullosa de mi país, pero no por ello voy a dejar de condenar la tauromaquia. Precisamente porque quiero a mi país, quiero que éste avance y no se quede atascado en la Edad Media.

Por último, a la recogida de firmas, a la votación del Parlamento, y a la gente que hoy ha hecho que este pequeño cambio sea posible, les digo: ¡OLÉ, OLÉ Y OLÉ!

miércoles, 30 de junio de 2010

Pequeñas ovejas intransigentes

¿Qué derecho te crees que tienes de mandarme callar? ¿Quién te ha dicho que tú tengas razón y yo no? ¿Acaso tus ideales son mejores que los míos? Entonces, ¿por qué tratas de imponérmelos? La respuesta es muy simple: porque la única manera que tienes de que alguien comparta tu opinión es imponiéndola por la fuerza.
No sabes razonar, de hecho dudo que poseas razón. Tratas a los que son diferentes como seres inferiores por el simple hecho de no ser como tú, o de no pensar como tú. Plantéatelo, ¿crees que si todo el mundo fuera como tú quedaría alguien sobre la faz de la tierra? Pues no, porque si cada uno nos dedicamos a presionar e imponer nadie cede.

No te estoy hablando de anarquía, no te confundas, te estoy hablando de algo mucho más sencillo, el respeto. El respeto hacia los demás, hacia la raza humana, hacia ti mismo. En este caso, respeto no implica obediencia pura y dura, simplemente significa ser objetivos, abiertos, ver más allá de tus propias narices. ¿Tienes miedo? Jamás lo vas a admitir, lo que no entiendo entonces es porqué lo condenas. No se puede generalizar, no todos vamos en el mismo saco, eso es precisamente lo magnífico del hombre, que cada uno somos distinto. ¿De veras crees que la vida tendría sentido si fuéramos clones? No, y por eso vuelvo a preguntarme ¿por qué castigas lo diferente? ¿Por qué lo odias? Para odiar algo, primero tienes que haberlo querido, tienes que haber sufrido una gran decepción o te tiene que haber hecho mucho daño, sin embargo no puedes pretender odiar a un gran grupo. No conoces ni conocerás a cada integrante de él. Por eso mismo no tienes ningún derecho a juzgar sin saber, y mucho menos a tratar de deshacerte de ello.

Mucho hablar todo el día del paro, de la vivienda, de política, de sexo, de alcohol y drogas; son temas importantes, no lo pongo en duda, pero ¿qué hay de los valores primeros? Están olvidados. A casi nadie le importa la gente que cada día sufre maltratos o discriminaciones sólo por el hecho de haber nacido diferente. A esa persona cuando nació nadie le dio a elegir, al igual que a ninguno de nosotros, sin embargo hay gente que se cree capaz de decidir que así fue. Una justicia divina que Dios sabe quién le otorgó, hace que esa persona juzgue y actúe según su santo criterio, y a quien le pese… ¡también será juzgado! Y bajo esa norma impuesta no tendrá ni voz ni voto.

Si, así va el mundo, y si sigues creyendo que haces lo correcto al final todo se irá a la mierda. Porque gente como tú, desgraciadamente, hay mucha y la imposición del pensamiento es algo que muchos seres humanos tienden a hacer. Aunque mi cuestión es: ¿qué tenéis pensado hacer cuando todos llevéis a cabo esta forma de ser? Si todos tratáis de imponer lo que pensáis, finalmente ¿quién se llevará la razón?

Pues ocurrirá lo que ocurre siempre, habrá un líder. Como bien dice la frase “en el país de los ciegos el tuerto es el rey”, siempre habrá alguien con mayor apoyo que os acabará dominando a todos. Y aquellas grandes ideas que tratabais de que fueran la única idea, todas ellas, se irán condensando en una gran nube sin importancia, donde sólo quedarán resquicios de pensamientos que tengáis todos en común, pero que sobre todo tenga vuestro líder. Y cómo no, alzaréis vuestra cabeza y balaréis al unísono como buen rebaño que sois dando gracias por no ser diferentes.

jueves, 10 de junio de 2010

Soledad dispersa

En serio, ¿qué le he hecho al mundo?Hoy ha sido uno de los días más vacíos que he tenido desde hacía ya mucho tiempo, y ¿a quién cojones le importa eso? Yo me respondo: a nadie.

Uno de esos días que necesitas hablar, desahogarte, llorar, que alguien trate de arrancarte una sonrisa, de que se preocupen un poco por ti, que piensas que si no te hubieras levantado de la cama habrías obtenido la misma satisfacción que habiéndolo hecho...un día que no es de los mejores, y sin embargo...no hay nadie con el que hayas podido hablar todo lo que quisieras, ni con el que te hayas podido tumbar y dejar fluir las palabras, nadie con quien poder llorar y explotar, nadie que se haya preocupado por cómo estés, nadie que te haya alegrado el día con un simple gesto... ni un solo abrazo hoy, ni un beso en la mejilla por parte de nadie, una mirada cómplice o un te quiero. Nada. Me he dado cuenta de que me tengo a mí misma,al final de todo soy lo único que tengo y me quiero.

Eso parece que está considerado un delito, no por ello descuido a los demás ni dejan de preocuparme, todo lo contrario, pero ¿tan malo es que merezco que un día el mundo me de la espalda? Sé que nadie se dará por aludido, sobre todo porque la mayoría no es consciente y al final no soy la única que puede pensar en sí misma, pero hay cosas que duelen. He perdido parte de mi pasado y tristemente he perdido algo de mi presente, no sé cómo ha ocurrido, pero duele. Como dice una frase de una de mis películas favoritas "... pero yo no quería vivir en ningún sitio". Ahora mismo yo tampoco, me gustaría desaparecer no sé, dejar de lado las preocupaciones. Hace poco escribí acerca de la felicidad, con esto no estoy renegando de aquellas palabras, las mantengo.

Pero todos tenemos días malos y necesitamos desahogarnos, y ya que hoy no ha habido nadie a quien esto le haya interesado, he vuelto a donde antes decía: a contármelo a mí misma. ¿el colmo del egoísmo? Egoísmo no señores, es que sino me escucho yo, no sé quién cojones lo va a hacer.

Pese a esto, hay personas que siempre están ahí, aunque estén lejos y apenas hablemos con ellas, pero se sabe que se puede contar con ellas. Esas personas son las únicas que ahora mismo me ofrecen un poco de ilusión. Con esto, respiro hondo y leo lo que escribí sobre la felicidad: mañana será otro día.

lunes, 31 de mayo de 2010

¿Medio lleno o medio roto?


Poco a poco las comisuras de mis labios se tensan hacia arriba. Unas pequeñas arrugas se forman en el contorno de mis ojos y mis mejillas se elevan. Todo esto me ocurre de forma involuntaria. Y todo porque me he dicho a mí misma: sonríe. Me estaba planteando sobre qué podía escribir, acababa recurriendo a temas bastante tristes y existenciales, de los cuales me gusta hablar, pero de los cuales también necesito desconectar a veces. Quería algo positivo, necesitaba gritar al mundo ¡que me apetece sonreír!¡que quiero gritar de emoción! lástima no poder saltar mientras escribo, de poder ser así ahora mismo las nubes me mirarían desde abajo planteándose que clase de poder me impulsó hasta allí.

No tengo motivo en concreto para estar así, sin embargo ¿acaso es necesario?. Hay días en los que sin saber porqué te levantas y sientes que es un mal día, a partir de ahí todo te sale mal y no ves el vaso medio vacío no, lo ves enteramente vacío. Esos días nadie los discute porque parece comprenderlo todo el mundo, entonces ¿porque la gente no comprende de igual forma los días felices sin más? ¿Es que tiene que haber una razón para todo? Señoras y señores esta mañana me quedé dormida dos horas después de que sonara mi despertador, no tengo tabaco y cuando he salido de la ducha he roto un vaso en el baño que se ha roto en mil pedazos,mañana tengo un examen, pero ¿saben qué? ¡me da igual! Estoy sonriendo. Cada día es un regalo de la vida que hay que disfrutar. Si hoy sonrío mañana podré volver a llorar, ¿quién sabe? a lo mejor vuelvo a sonreír. Por eso agradezco tener una vida, porque cada día es una aventura que nunca sabemos que nos deparará. ¿Felicidad? Siento tener que desechar esa idea de mi mente. La felicidad no existe, como bien decía la canción, lo que existen son los momentos felices. Realmente son los que dan sentido a la existencia. Todo lo que hacemos es por el fin de alcanzarla. Lo bueno no es alcanzarla sino disfrutar del trayecto. Esta felicidad plena no existe, tan sólo existe para aquellas personas insensibles diría yo, ya que todo no puede ser perfecto, siempre hay algo que puede mejorar. Lo que hay que hacer es disfrutar de aquellas cosas casi perfectas, alegrarse, dejar que esa sonrisa nos envuelva y que el aire entre en nuestros pulmones llenando los huecos que las tragedias nos dejan. Es un relleno simbólico, porque hay huecos que jamás se podrán volver a tapar. Pese a ello no debemos amargarnos al pensar en que ya terminó, en que no volverá a ocurrir sino que debemos alegrarnos porque algún día ocurrió, o porque alguna vez nos sentimos felices con ello.

Olvida todo lo malo que te haya pasado hoy. Chasquea tus dedos y déjate llevar por una música que no existe pero que tú conoces. Esa música que todos llevamos dentro. En la que pensamos cuando nos dejamos llevar, cuando actuamos sin pensar, cuando reímos a carcajadas, cuando nos sentimos despreocupados...la que va acompañada de esa sensación que te sube por la espalda.

Ojalá pudiera describiros cómo estoy ahora mismo. Lo intentaré: Estoy escuchando música (MIKA gracias, este hombre me ha animado muchísimo siempre), estoy sentada en la cama y mis pies no pueden parar de moverse, son la parte de mi cuerpo que baila porque yo estoy tratando de escribir a la vez que disfrutando del momento. De vez en cuando mis brazos se separan del teclado y se unen a mis pies en el acompañamiento de la música y desde que he escrito la primera línea no he dejado de sonreír.

Con tan sólo pensar "quiero sonreír" se consigue y es una droga, la mejor y más sana del mundo. Nada en esta vida es suficiente como para hacer que nunca más seamos capaces de sonreír. Las únicas cosas que debemos permitir en algún momento que nos pongan tristes o ablanden nuestra felicidad, son las cosas que en algún otro momento nos produjeron cierta satisfacción. Pero debemos de saber valorar si compensa nuestra tristeza con la felicidad que fueron capaces de hacernos sentir.

El vaso no siempre está medio lleno, sin embargo podemos rellenarlo hasta que esté completamente lleno. Todo depende de nosotros mismos. Así que no creas que hace falta una preparación específica para lograrlo, tan sólo hazlo.

sábado, 29 de mayo de 2010

El día en que los recuerdos nublaron mi mente...

No puedo dejar pasar más tiempo. Tengo demasiadas cosas en mente guardadas, necesito un respiro. Es que así no hay quién estudie. Ayer fue un día bastante raro. Volví al pasado, en casi todas sus formas. Sin darme cuenta, la peor temporada de mi vida me vino al recuerdo de golpe y me dejó K.O. Lo peor no es sólo haberlo recordado, sino haberme dado cuenta de más cosas que antes no había entendido.

Pensaba que tan sólo yo era sufridora de mis propios actos, sin embargo ayer me di cuenta que una de las personas a las que más quiero en esta vida, lo pasó incluso peor que yo. Le hice sufrir. Además de haber estado mal fui una egoísta. Me doy cuenta de que únicamente pensaba en mí: en MIS "enfermedades", en MIS ansiedades, en MIS depresiones, en MIS notas, en MI estado de ánimo, en MI, en MI, ¡en MI! ¡Joder! ¿y qué pasaba con MI familia?¿y MIS amigos? ¿al estar fuera de MI persona ya no tenían importancia? Ayer me planteaba porqué cojones había tenido que tomar yo pastillas, porqué bebí los vientos por un médico que sólo me aumentaba la dosis...hablando con ella me di cuenta de que no todo era como siempre había pensado. Siempre creí que yo sola había sido la víctima, sin embargo todo cuanto había a mi alrededor pasó a serlo también. Lo único que se me ocurre decir es lo siento.

Siguiendo con el día de ayer más recuerdos me asaltaron, creía que ya lo tenía superado, pero con unas pocas fotos antiguas todo cambia. Era la impotencia la que empujaba a las lágrimas fuera de mis ojos. Impotencia no por tratar de cambiar el pasado, sino ese sentimiento de nostalgia fortísima que te atraviesa desde el pecho hasta la garganta, ese sentimiento que te impide tragar e incluso respirar, ese sentimiento que intentas no oir en tu cabeza. Lo sientes pero no lo escuchas, porque tratas de mantener una llama encendida dentro de tí para que siempre quede el recuerdo y la esperanza. Pero que sin embargo te hace saber que no la volverás a ver nunca más. También lo siento, por no haberte dicho nunca todo lo que te quería ni haberte entendido mejor. Otra vez yo misma me traicioné, pensando sólo en MÍ, en MÍ misma y en MIS problemas. Lo siento.

Tras un día lleno de recuerdos que me hicieron menguar, llegó un momento en el que no sabía qué hacer: estaba en mi habitación, no quería comer, ni fumar, ni moverme, podría permanecer sentada en la silla de mi escritorio eternamente que apenas notaría algo. No era tristeza lo que sentía, ni impotencia, tan sólo estaba bloqueada y pendiente de seguir consciente. Por suerte unas palabras bonitas hicieron que saliera de mi letargo y me animaron el día. Puede parecer una estupidez o todo lo contrario: que dé demasiada importancia a esas palabras. Cualquier otro día a lo mejor unas simples palabras hubieran pasado apenas por un simple elogio para mí, sin embargo, ayer, esas simples palabras me hicieron sonreír y volver a la realidad: a la dura, jodida y sin embargo a veces dulce y apacible realidad. Aunque no sepas ni de la existencia de esto: GRACIAS, no creo que seas consciente de lo que unas míseras palabras pueden hacer por una persona en el momento oportuno.

Ayer, antes de dormir, me puse una película. Los tres caballeros. Recuerdo que cuando cuidabas de mí siempre la veía. Tal vez sólo yo me acuerde de esto, es lo más probable, pero lo sé. Como ya dije un día no necesito nada material para poder acordarme de tí. Acordarme significa haber olvidado previamente. De eso te aseguras tú apareciendo en mis sueños de vez en cuando, de que no haya olvido, y te lo aseguro: no lo hay.

lunes, 5 de abril de 2010

Relato de una fotografía


Estábamos en una especie de graduación, la gente de mi alrededor iba engalanada y muy bien vestida. Alguien dijo "¡venga, una foto!". Sin más preámbulos todos nos concentramos y nos tomaron la fotografía. Se me ocurrió la idea de que podía hacer yo una a todos y que el fotógrafo saliera en la siguiente. Y así fue. Aquella fue la primera vez que la cámara estuvo entre mis manos, nunca más la solté.

Lo siguiente que recuerdo fue que me hicieron un encargo: debía capturar una imagen especial, algo que no fuera nada usual. De ese modo, me dirigí a la playa en busca de algo que me sirviera.
Estaba anocheciendo, cualquier imagen que pudiera haber sido buena, habría sido imposible de identificar con aquella oscuridad. Pero, de repente, algo llamó mi atención en la orilla: una especie de objeto viscoso se zarandeaba sin control a medida que las olas hacían de él un banderín. Me acerqué con cautela con mucha curiosidad. A medida que me iba acercando me fui percatando de que era un ser vivo (o al menos lo había sido). Era un calamar, bastante grande además. Comencé a contar sus tentáculos pero algo distrajo mi atención y perdí la cuenta. El ser se movía, pero flotaba en la superficie. Parecía un insecto de aquellos que aparecen en los estanques, un aclaraaguas como yo los llamo.
Esto no era algo normal para un calamar, además daba la impresión de ir persiguiendo algo. Había otros tres bultos que hacía intentos de escapar de los tentáculos del invertebrado, sin embargo no logré identificar la naturaleza de éstos.
Me pareció una gran imagen, todavía no sé porqué, pero quise fotografiarlo. De modo que cogí la cámara y saqué una foto. No me gustaba la perspectiva, con lo que me agaché y traté de hacer un primer plano del calamar con los otros tres seres difuminados al fondo. Perfecto, eso era lo que quería. Comprobé el carrete para ver cuantas fotos me quedaban disponibles: ¡imposible! ¡tan sólo llevaba hecha una foto! La primera...la que yo no había hecho. Examiné minuciosamente la cámara. Se me cayó el alma a los pies al darme cuenta de que no había corrido el carrete en ninguna de mis fotos. Se trataba de una cámara antigua y había que hacerlo, además de levantar la tapa del objetivo en cada disparo. Traté de calmarme, había perdido todas las fotos de la graduación, pero fotos importantes sólo había perdido las dos que acababa de hacer al calamar.
Alcé la vista, ya no estaba, había desaparecido. Un sentimiento de pesadumbre y desesperación comenzó a apoderarse de mí, pero mi vista fue más rápida que el sentimiento y escrutó a lo lejos cuatro figuras que se iban alejando de la costa. Podía lograrlo. Corrí el carrete, levanté la tapa del objetivo y me adentré en el frío y oscuro mar.
El agua me iba congelando y calando más y más conforme me iba adentrando en el agua. Cuando llegué a la altura del calamar, el agua me cubría por encima del pecho. El hecho de que hubiera una gran corriente y gran cantidad de olas no ayudaba en mi tarea. Estaba en una posición perfecta para hacerlo, de modo que me coloqué y saqué la foto en la perspectiva que antes había creído hacer. Sonreí, lo había logrado, tenía la foto. Miré a mi alrededor, todo estaba oscuro: estaba perdida y la corriente me impedía hacer pie.
Comencé a nadar por el simple hecho de no ahogarme. Cuando ya creía que no aguantaría ni un minuto más, divisé a lo lejos una gran sombra que flotaba en la superficie marina. Sin dudarlo, nadé sin descansó aproximándome cada vez más a ella. A medida que me acercaba, iba tomando forma a mis ojos y, hubo un momento en el que no tuve ninguna duda de lo que era. Era una pancarta, pero no una pancarta cualquiera, una de esas pancartas que llevan algunas avionetas para hacer publicidad en las playas. En aquel momento podría haber pensado en agarrarme a ella, sin embargo lo primero que pensé fue en hacerla una foto. De nuevo cogí mi cámara, corrí el carrete y levanté la tapa del objetivo. Lo último que recuerdo de aquello fue una gran sacudida por parte de una ola.
Un rayo de sol fue el que hizo que abriera los ojos. Estaba amaneciendo. Miré a mi alrededor y comprobé lo que más temía: aún seguía en pleno mar. Era un milagro que todavía estuviese viva y, sobre todo, que flotara sin más en pleno mar. Palpé debajo de mí y casi solté una carcajada al darme cuenta de que estaba sobre una lona. Esta no era otra más que la de la pancarta. Feliz por mi supervivencia, la adrenalina se me subió cuando descubrí a lo lejos una especie de construcción. Mi pulso se aceleró y sentí una ola de energía renovada dentro de mí. Sin pensármelo dos veces, salté al agua y comencé a nadar hacia allí. La pancarta me seguía lentamente en mi camino hacia la salvación.
Por fin llegué, estaba a punto de subir a la plataforma de piedra cuando de nuevo opté por lo menos seguro: quería hacer una foto. De forma mecánica cogí la cámara, corrí el carrete y levanté la tapa del objetivo. Tomé la foto, la última, porque antes de que pudiera darme cuenta una gran ola me derribó y me llevó con furia a través de un canal que se formaba entre la estructura de piedra.
La pancarta se cernía sobre mí, lo que me asustaba no era eso, sino la gran barra de metal que tenía en uno de sus laterales, barra que serviría como anclaje en la antigua avioneta que la transportaba. El agua empezaba a inundarme los pulmones y el golpe del metal estaba próximo. Lo único en lo que pensaba era en mantener la cámara en la superficie y en fotografiar todo cuanto pudiera. Pero no pude.
Estando al borde de una muerte segura, repentinamente me fije en una pequeña escotilla que había en una de las paredes del canal. No sé muy bien cómo lo hice, pero logré agarrarme a ella. Con un esfuerzo sobrehumano abrí la compuerta y la propia presión me metió con violencia en una especie de compartimento que consistía en cuatro paredes totalmente blancas. Pese a haber entrado, el agua se colaba a raudales y me costaba mucho cerrar la escotilla. La desesperación hizo que pronto me planteara: ¿seré capaz de cerrar o moriré ahogada? Aunque en el caso de lograr cerrarla, me encontraba en un zulo de cuatro paredes cuya única salida y entrada significaba la propia muerte. Si me salvaba ¿acaso me encontraría alguien alguna vez, o me quedaría allí sola para siempre hasta que muriera por falta de recursos?

Al despertarme en mi cama esta mañana, tenía la curiosa sensación de estar mojada, y eso que todo había sido un sueño...

viernes, 2 de abril de 2010

Cooperación y menos egoísmo



Con una, sólamente con una mísera columna del Vaticano se podría dar de comer a la mayor parte de la población africana. ¿Y aún así tienen la cara dura de seguir pidiendo dinero? Por favor, ¿cómo se puede llegar a tal grado de hipocresía?

El otro día estuve viendo en el programa Buenafuente un reportaje en el cual se calculaba el dinero que ganaba la Iglesia cada año, ¡Qué barbaridad! la cifra superaba los 15 mil millones de euros. Aún así, la mayoría de los cristianos todavía creen que la Iglesia se alimenta a base de fe.

Aparte de que estoy en contra de cualquier tipo de religión, es decir, de cualquier teoría que nos arrastre a todos cual rebaño y no nos deje pensar por nosotros mismos; además de provocar conflictos con otras religiones por cosas que la mayoría no llega a comprender nunca; aparte de todo eso, ¿es que no se dan cuenta de que están jugando con ustedes?¿con su fe? Dejando al margen mi oposición a ciertas creencias respeto la fe, me parece estupendo que cada uno tenga la suya propia, lo que me indigna es que se juegue con esto.

La ignorancia de las masas ha sido siempre el punto fuerte para los mandatarios del mundo: cuanto más pobres y analfabetos mejor, más manejables. ¿De verdad creen que los altos cargos de la Iglesia creen y siguen a pies juntillas la doctrina católica? Pues si así es están muy equivocados. El Papa no viste con tela de esparto ni bebe un vaso de agua al día, al contrario que millones de personas en todo el mundo, ¿y es él el que va difundiendo ideas de fraternidad y ayuda al prójimo?

No estoy diciendo que la gente no crea en lo que quiera, ni mucho menos, sólo digo que abran los ojos, que miren más allá. Hay algo más que el bien o el mal, no todo son polos opuestos, algo bueno siempre acarrea algo malo y viceversa, tan sólo hemos de ser capaces de compensar esa balanza.

El mundo no cambiará por mucho que yo lo desee, pero si me conformo tampoco lo hará. Luego, ¿qué solcución hay? Definitiva: ninguna. La única solución a largo plazo que veo es luchar por ello, las ideas que expongo no cambiarán la mente de todos, pero tal vez la de un par de personas. Con un par de personas que se planteen la realidad y abran los ojos, ya mis palabras no habrán sido en vano.

No se conformen con lo que hay, porque los conformistas son los que pueden contarlo, los que no tienen nada por lo que luchar, los que no se mueren de hambre y miseria cada día sin que nadie se inmute y, sobre todo, los que no impiden que esto siga pasando.

lunes, 22 de marzo de 2010

Edison ya lo había dicho

¿Llegará algún día?¿Hace falta que vaya a buscarle? Definitivamente no lo sé.
Estas dos preguntas pueden planteárseme en diversas situaciones:
- Situación primera: puedo estar hablando de un amigo que se ha ido de viaje y por el que estoy impaciente porque regrese.
- Situación segunda: ídem pero sustituyamos al amigo por el resultado de un examen.
- Situación tercera y la que la mayoría identificaría: el amor.

Esta tercera situación es la más común de las tres y, las preguntas que formulé al principio, la mayoría de las personas nos las planteamos alguna vez en la vida con relación a él. Esto demuestra que la mayoría de la gente da mucha importancia al tema, pero ¿por qué se da tanta importancia al amor? Más que al amor, a la búsqueda del mismo.

La respuesta es simple: necesitamos completarnos. Sin darnos cuenta en nuestro interior estamos fragmentados y, sin darnos cuenta, nos pasamos la vida tratando de llenar ese hueco. Es fabuloso que lo hagamos y pongamos empeño en ello pero, en muchas ocasiones, nos centramos tanto en la idea de tapar ese vacío que descuidamos otras partes que también son necesarias para estar completos.

Sí, el amor es una parte importante y todos lo anhelamos, sin embargo lo perfecto sería realizar esa búsqueda pero sin dejar de lado el resto.

¿De qué sirve estar enamorado sino tienes un amigo al que contárselo?

¿Puedes haber invertido tu vida en la idolatración de un ser perfecto que no conocías y cuando lo tienes no hay nadie más a quien le pueda interesar?

Estas cuestiones no sólo justifican mi opinión acerca de las demás partes sino que reafirman otro pensamiento que me viene a la mente: buscamos el amor, pero lo hacemos sólo pensando en el fin, en lo que tengamos con aquella persona especial. ¿Y si lo mejor de la búsqueda del amor es la propia búsqueda? Aquella en la que riamos, lloremos, disfrutemos o deseemos morirnos. Esos malos ratos y buenos. Aquellas personas que están ahí para reir con nosotros, que nos consuelan cuando sale mal y que pase lo que pase llenaran un hueco, para bien o para mal.

¿Cómo saber cómo es nuestra pareja perfecta si antes no hemos conocido a ninguna que no lo sea? Como dijo Edison cuando inventó la bombilla tras más de 1000 intentos: "No son fracasos, he conseguido saber 1000 formas de cómo no se debe hacer una bombilla".

domingo, 14 de marzo de 2010

Uno meloso tenía que haber

Amistad: esa palabra tan gratuitamente usada en los tiempos que corren. Amo la amistad, amo a mis amigos pero ¿realmente ellos lo hacen de la misma manera?
Amistad, esa palabra que hace referencia a la unión de dos personas con fines únicamente lúdicos y sentimentales, de ningún modo sexual ni carnal.

A un amigo cuando le veo no quiero besarlo

A un amigo cuando le veo no pienso sólo en rozar su piel

De un amigo no busco siempre su atención ni me muero con cada sonrisa suya...

Mi lógica pues, me lleva a una cuestión: ¿por qué se me considera tu amiga si siento todo lo anterior cada vez que estoy contigo?

No estoy enamorada, no puedo estarlo. No te conozco lo suficiente como para merecerme un gesto que implique más que amistad entre tú y yo pero, según esto, tampoco te conocería lo suficiente como para ser tu confidente.

Me encanta escucharte, me alivia poder ayudarte, me enloquece que cuentes conmigo, pero hay cosas que duelen. Mis ojos, en esos momentos, se desvían a cualquier parte que no sean los tuyos, tratando de poner una pared invisible entre tu voz y mis oídos.

Tal vez haya sido yo, la que se ha confundido desde el principio. Me esforcé demasiado por ser más que una amiga y a lo mejor no logré ver que podía serlo, y de las mejores, y que sería lo bueno de nuestra relación. Una nueva pregunta me surge: ¿de verdad lo que quiero es perder tus risas a cambio de un beso que seguramente no lleve a ninguna parte y del que alguno de los dos, seguramente tú, se arrepienta?

Amistad, es necesaria en numerosas ocasiones y sana heridas.

Un abrazo que transmita toda la confianza del mundo y la seguridad de que no estás sola, en ocasiones ayuda más que un beso que no cosquilleé el estómago.

miércoles, 27 de enero de 2010

La evolución de un sinsentido

Ojalá un día me levante y todo sea distinto. Ojalá no existan árboles ni pájaros, que la naturaleza se haya extinguido. Quiero mirar por mi ventana y ver tan sólo fábricas y contaminación. Respirar humo de residuos tóxicos, que mis pulmones se envenenen con cada bocanada de aire que respire.

Salir a la calle y que en cada rincón haya una persona muerta. Que su estado de putrefacción haga imposible e insoportable el olor, el ambiente.
Quiero que en vez de agua salga fango de mi ducha. Líquido corrosivo que destroce mi piel. Quiero sentirme violada a cada instante, sentir que me manejan y que no puedo pensar por mí misma. Me gustaría no saber leer ni escribir. Ojalá viviera en la ignorancia.

Una venda sobre mis ojos que ya han visto demasiado. Me vuelvo demasiado peligrosa, cada vez tengo más conciencia: eso es malo. Merezco un castigo.

Excesivo.

Evoluciono. ¿Creo en Dios? No creo, por lo menos ya oigo a algún pájaro cantar. Mis pulmones dejan de sangrar junto con mi piel. Me planteo que quizás pueda ser libre. Mis ojos están vendados pero alguien ha encendido la luz.

Resucito.

Decepción. ¿Qué esperaba? ¿Acaso tenía pensado ver mariposas y prados verdes?¿Creía que encontraría a todos los seres humanos dados de la mano cantando por el amor y la fraternidad? ¿Es que se me valora en igual medida que al resto de las personas?

Falso.

¿Creo en Dios? No, creo en el hombre, en la persona, en el ser humano y en cómo puede cambiar el mundo. La fe mueve montañas según dicen, pero no mueve la fe de otros. ¿De qué me sirve mi buena voluntad y mi fe en el progreso? En la situación actual de nada. Me da igual bajo qué bandera, tribu o compañía suceda. Sólo quiero encontrarme a mí misma y que eso me ayude a ser mejor persona. Ojalá el resto de la humanidad también se encuentre, pero es una búsqueda que la mayoría no sabemos como emprender.

jueves, 14 de enero de 2010

Comer

Debería cuidarme y no comer entre horas, pero ¿quién puede resistirse? No ha sido una vez, ni dos las que, en mitad de la tarde, me he cambiado de ropa exclusivamente para ir a comprar palomitas. Las mismas tardes en las que tenía tan pocas ganas de moverme que, con tal de no levantarme del sofá veía hasta telenovelas. Pero una simple referencia a la comida, ya sea en la televisión o en mi misma cabeza, me hace dejar todo e ir directa a la nevera.
Un mundo de posibilidades se planta ante mí: embutidos, queso, pizza, postres… lástima no tener Nocilla (mi madre dejó de comprármela hace años porque no duraba ni dos días en la despensa), así que empiezo a inventar. Es una técnica que utilizo a veces: cocinar para no comer. No cocina tal como macarrones, legumbres o platos de mayor elaboración. Con una tarta me conformo. Tarta con base de galletas Tosta-Rica, bizcocho por encima. Después otra capa de galletas. En la última que hice innové: rodajitas de plátano y zumo de naranja. Pero el zumo de naranja disuelto en chocolate caliente que más tarde cubrirá todo el pastel.
Lo que más odio de las comidas es esperar a que se enfríen, ¡qué pérdida de tiempo! Claro, como es lógico, en numerosas ocasiones me he acabado escaldando la lengua, pero bueno, qué le vamos a hacer. Un traguito de agua y a seguir a lo mío. Eso sí, tengo que decir que odio la lombarda. Es más, la aborrezco, con tan sólo oir hablar de ella mi estómago se tensa. Soy más de dulces: profiteroles, tiramisú, tarta de queso, bomba de chocolate…
Después de hablar un poco de mis gustos intentaré describir qué es lo que siento al comer. A medida que la comida se va a acercando a mi boca no es ésta la primera en sentir, es mi olfato. Huelo la comida y siento un deseo irrefrenable de comerlo. Ahí es cuando empiezo a salivar cual perro de Pavlov. Por fin la comida entra. Sentir cómo se va fundiendo con mis papilas gustativas cada sabor es como la unión de un espermatozoide con un óvulo, curiosamente formando algo que también se alojará en mi vientre. A diferencia de ésta metáfora, si sigo comiendo lo de mi vientre no desaparecerá en nueve meses: se quedará alojado allí hasta que se acomode en mis cartucheras. El gran viaje sin retorno.
No entiendo a la gente a la cual no le gusta comer. Puedo entender que estén descontentos con su físico pero, de ahí a no comer para estar mejor… Alimentarse no es algo con lo que se pueda jugar: es necesario. En mi opinión es una obligación para subsistir, ¿de qué nos podemos quejar? ¿Cuándo una obligación ha sido tan placentera? Ojalá estudiar me produjera la misma satisfacción que tomar chocolate, tardaría poco en conseguir un premio Nobel.

martes, 12 de enero de 2010

Trescientos noventa y dos, es cero

Sonreír. Seguir caminando. Dudas, esperas, incertidumbre. No se me ocurre ni que escribir. Estoy sola, sentada ante una maldita hoja en blanco, sin saber que escribir. Ya no tengo palabras para describir esta vida. Tan sólo son golpes, daño, malestar. Parecía haber visto un pequeño haz de luz en este cuarto oscuro, pero fue un engallo de mis sensibles ojos. Me engañaron. Quisiera ver más allá. Quisiera quedarme ciega. Ciega por una luz potente y repentina que inundara este cuarto. Que mis ojos tardaran en acostumbrarse, pero eso me daría un aliciente para querer andar. Para moverme. Porque esta vida es una mierda.

Hijos de puta a diario hacen guerras, asesinan, roban, violan, maltratan, estafan, mienten; ahí siguen, ilesos a pesar de su maldad. Gente buena muere a diario sin que apenas se note en el mundo que acaban de desaparecer. Injusticia. A tomar por culo crisis, dinero, política, estudios, vicios, prensa. Que se esfume todo. Deseo humanidad. Quiero levantarme y sentir que todo está bien. Quiero sentir el amor, notar a alguien a mi lado aunque no lo haya. Oler la esperanza. Sé que la hay, pero no la encuentro. Soy incapaz de verla ni de sentirla. Apenas es palpable porque siempre hay algo en medio que estorba y no me deja tenerla. No quiero pobreza, no quiero hambre, en realidad no quiero nada.

Cambie de opinión, ya no quiero levantarme y sentir todo aquello: simplemente ya no quiero levantarme. No veo opción. Cada día es un duro golpe. La vida tiene sus partes buenas, indudablemente. Pero cada vez encuentro menos en las cuales apoyarme. No es la gente. La gente es la única que vale la pena. Es la vida, la misma vida la que hace daño. Amo la vida, pero es una relación amor-odio que cada día va cruzando más la frontera hacia el lado negativo.

Mis palabras no tienen sentido, la vida tampoco. Sólo pienso y escribo. Miento, no pienso. Si pensara no llegaría a escribir. ¿Para qué? Nadie leerá mis palabras, pocos las entenderán. Nada cambiará por mucho que plasme mis putas palabras en un papel que no sirve absolutamente para nada. Al menos me desahogo. Contar esto a nadie me alivia. Ojalá no lo lea nadie. Bastante tendrá cada uno con lo suyo. Tan sólo son 382 palabras de mierda, 386 cosas que sólo sirven para confundir, 392 deseos inútiles y cero respuestas.

sábado, 9 de enero de 2010

Vuelta a Pandora..

Llegué a aquel planeta con la esperanza de conocer algo nuevo. Me conocí a mí misma. Al principio sentí miedo, estaba sola y perdida pero repentinamente apareció ella.
Me enseñó todo lo que tenía que saber: su lengua, sus costumbres, la fuerza y la energía. Estas dos últimas cambiaron mi modo de ver la vida, ya no quería ser de la Tierra. Cada planta, cada animal, cada paso que daba era una experiencia. El suelo se iluminaba a mi paso, sentía que cada uno de ellos me llevaría al fin del mundo si fuera necesario.
Al fin volé. Me costó convencer a mi alado amigo para que me dejase montar sobre su lomo, pero al fin lo hice. Sentí cómo éramos uno sólo. Nadie más. Yo volaba. Nada más importaba, cada vez renunciaba más a mi antigua existencia. Y no únicamente por estas sensaciones, sino también por ella. Neytiri me guiaba y me ayudaba pero, sobre todo, lo más importante, confiaba en mí. Yo la amaba.
Pero mi misión inicial me perseguía como una sombra cruel que intentaba ignorar. Llegó el momento en el que no pude seguir dándole la espalda. Asumí la situación y mi nueva vida me dio la espalda.
Decidí plantar cara a mi antigua vida. De nuevo en Pandora cometí una estupidez, pese a ello, sirvió para que mi pueblo me aceptara e incluso me respetara. Luché con ellos. Sufrimos grandes pérdidas, pero con la ayuda de eyki logramos vencer. Era hora de abandonar para siempre mi antigua existencia. Así sucedió.
La vuelta a la realidad fue lo más duro, no quería irme de aquel maravilloso lugar. Me invadió la pesadumbre, una especie de nostalgia se apoderó de mí. Pero tuve que marcharme.
Hoy, tras más de un mes desde que sucedió aquello, he vuelto. Como ya esperaba, Pandora me volvió a hacer sentir parte de ella. La vuelta a Avatar. ¿Una película? No, un mundo mágico.
...

lunes, 4 de enero de 2010

Un deseo

Esperanza. Como el primer rayo de sol del alba. Anteriormente todo oscuro. Ni luna siquiera. Últimamente he sentido demasiadas cosas como para que mi vida no diese un pequeño giro. Desde la desesperación, el ansia, las ganas de vivir, las ganas de morir, observar el bien, sentir cerca la muerte, conocer, reir, soñar, leer, comprender, implorar...hasta la simple indiferencia. Por cada uno de estos aspectos he sentido, para bien o para mal, pero he sentido.

No soy cristiana, pero miro al cielo en busca de respuestas. Mal. Todas y cada una las tengo yo, pero no veo. No veía. Hasta que ese rayo de esperanza llegó a mi. Quizá un libro, quizá una amiga preocupada por el mundo, quizá ver cómo la gente me abandona, quizá entender a los demás...o quizá todo junto. Veo que algo está cambiando, no sé si dentro de mi o en el mundo. La gente cambia de mentalidad, ¿es posible? No, no lo es, pero yo sí. Estoy tomando mi papel. Un papel insignificante para la mayoría, pero mi papel. ¿Seguir al rebaño? Nunca, sólo mis instintos.
No tengo ni dinero, ni poder, ni contactos, solo tengo la palabra. ¿A quién le importa? Pero yo he descubierto uno de los sentidos de mi vida, dar sentido a las suyas. Levanten la cabeza. Miren a su alrededor. ¿Realmente necesitan que en la televisión aparezca un pequeño niño desnutrido para ayudar a alguien? ¿Necesitan ver un accidente de tráfico con toda su brutalidad para ser conscientes de que pueden asesinar a alguien? Ven violencia a cada segundo, ven el pasotismo de la sociedad ante los que precisan ayuda en cada instante.

Estas palabras no serán leidas por más de cuatro personas, y de esas cuatro tres pensarán que estoy loca. La restante estará tan loca como yo. Pero ya seremos dos mentes. Dos mentes que no son solo el doble que una, son mucho más. Y esa esperanza me dice que al final seremos más de dos y que, ojalá, de aquí a un tiempo pueda ser una de aquellas personas. Personas con poder, no sólo de palabra, poder que puedan utilizar para difundir, para decir: que el mundo puede cambiar. Como dijo una amiga: "puedes pensar que estoy loca, que soy una soñadora", sinceramente lo pienso, pero porque son adjetivos totalmente positivos.
Sin hipocresías, sólo hay que actuar cuanto antes.