martes, 14 de septiembre de 2010

Descripción de lo imposible

El otro día intenté describirle el amor a una amiga mía. No el amor como suele interpretarse a primeras, es decir, el amor de enamoramiento. No, hablé del amor que se siente cuando sabes que quieres a una persona ya sea tu amiga o amigo, familiar o simplemente una persona especial para ti. Tras pensarlo un rato, las palabras, las cuales tardaron en unirse y tener sentido, logré explicar de cierto modo mi forma de ver el amor. Le dije a mi amiga:

Querer a alguien no es sólo compartir cosas con esa persona, no es sólo hablar con ella, saber de ella, preocuparte por ella. Esto es así puesto que hay miles de formas de relaciones y no hay un patrón que defina lo que una persona querida debe hacer o no para seguir siéndolo. Sin embargo si que hay algo que todas tienen en común. Es un sentimiento de unión que en días normales no somos capaces de percibir. Trataré de poner un caso más concreto para que se entienda.

Por ejemplo, imagina que tienes una amiga, pero que esa amiga vive a miles de kilómetros de distancia de ti. Por circunstancias concretas se tuvo que ir y no la has vuelto a ver en muchos años, no sabes nada de ella. Ni llamadas, ni cartas, ni e-mails. Nada de nada. Al principio te acordabas más de ella, sin embargo según ha ido pasando el tiempo ya ni te acuerdas.

Pero un día recibes una llamada de alguien que te da la noticia de que tu amiga ha fallecido. No sabías nada de ella, no tenías noticias suyas, pero al oír estas palabras algo en tí se ha roto, se ha destruido. Notas que una parte de tí ha desaparecido y que nada podrá sustituirlo. Entonces recuerdas aquellos momentos buenos que pasasteis y tiemblas, te atormenta la pesadumbre y te entristeces.

Y no, no es remordimiento por no haber mantenido mejor relación; ese sentimiento que te ha llevado al recuerdo es lo que yo considero amor.

El amor no implica contacto sensible y no es algo que se pueda romper, puede menguar desde luego, pero no desaparece. Alguien que ha amado nunca puede dejar de hacerlo, ni aunque este amor pase a ser odio, pues el odio es otro modo de dependencia.

Lo complicado es reconocer el momento en el que ocurre, el instante en que dices "quiero a esta persona". Normalmente es algo que va ocurriendo paulatinamente, a medida que conoces más a la persona. A todos nos ha pasado que un día lo hemos pensado y hemos dicho "no me imagino un mundo sin esta persona", sea como sea, la vea o no, sepa de ella o no, es que un mundo sin ella no tiene sentido. Y en ese momento sabemos que amamos, en mayor o menor medida, de un modo u otro.

Muchas veces surge la duda de saber si se ama o no, pero tan sólo con plantearnos este hecho ya le estamos dando tal importancia que nos indica que sí lo hacemos. En estos casos la dificultad no está en saber si queremos o no, sino en saber hasta qué punto lo hacemos. Una duda que siempre tendremos, pues no existe ningún artilugio que mida la cantidad de amor. Aunque queda claro que siempre hay un más y un menos, algo que no podemos controlar.