viernes, 25 de diciembre de 2009

Recordando viejos tiempos

Y sin comerlo ni beberlo he acabado viendo mi antiguo correo. ¡Qué rara es esta vida! Dije "bueno, voy a meterme a mi dirección antigua, que mi prima me manda correos y tendre que verlos y hacer el papel de buena prima". 678 mensajes sin leer en la bandeja de entrada, ¡madre de Dios! aún así, no he podido evitar ir a los del final, no se porqué. Será que en los nuevos sólo encuentro publicidad y ñoñerías. Y qué avalancha de sinrazón se me ha echado encima.
No recordaba la mayoría de los mensajes que ahí había todavía. ¿Cómo pude ser tan ingenua?¿Es que acaso hace tres años tenía algún tipo de discapacidad o de dislexia que me impidiera darme cuenta de la realidad? Decía que me quería. Hizo un viaje, se fue a Nueva York. Por suerte no me trajo un típico souvenir... tan sólo ropa interior. Creo que me autobloqueaba una parte de mi cerebro para que no procesara esa información. Él ya estaba ocupado, pero me quería. Me quería, me quiso, me iba a seguir queriendo, "las" quiso y, según él, hasta me quiere ahora. Después de decirnos un adiós forzado, y no gracias a mi. Él quería lo que yo no, como consecuencia acabó por no querer ni lo que yo no quería.
Pensamientos como este me asaltaban hace un rato cuando revisé el correo. El otro día discutimos. Le duele ver que avanzo, que no me estanco, que ya no estoy ciega, que no hay nadie que aguante sus milongas. Bueno, si que hay alguien, pobrecilla.
Se inventaba palabras ¿sabéis? y por lo visto también sentimientos. Sé que esto puede parecer una carta de total despecho, de enfado, de "no te he olvidado"... pero lo que es en realidad es una mirada al pasado, a mi "yo" del pasado. A cómo he evolucionado y he aprendido a ser distinta. Más que reclamar unas disculpas estoy dando las gracias. Sí, las gracias. Gracias por haberme ayudado a ser mejor persona evitando tu manera de ser, gracias por haberme hecho tanto daño para ahora saber que el mundo es algo más que una persona y, sobre todo, gracias por haberme enseñado lo que no era disfrutar, porque ahora sí que lo se.
La historia de la que hablo pasó hace unos tres años(no estoy ni segura), y en estos tres últimos años he aprendido de todo...excepto a que no debo revisar el correo antiguo.
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