jueves, 10 de junio de 2010

Soledad dispersa

En serio, ¿qué le he hecho al mundo?Hoy ha sido uno de los días más vacíos que he tenido desde hacía ya mucho tiempo, y ¿a quién cojones le importa eso? Yo me respondo: a nadie.

Uno de esos días que necesitas hablar, desahogarte, llorar, que alguien trate de arrancarte una sonrisa, de que se preocupen un poco por ti, que piensas que si no te hubieras levantado de la cama habrías obtenido la misma satisfacción que habiéndolo hecho...un día que no es de los mejores, y sin embargo...no hay nadie con el que hayas podido hablar todo lo que quisieras, ni con el que te hayas podido tumbar y dejar fluir las palabras, nadie con quien poder llorar y explotar, nadie que se haya preocupado por cómo estés, nadie que te haya alegrado el día con un simple gesto... ni un solo abrazo hoy, ni un beso en la mejilla por parte de nadie, una mirada cómplice o un te quiero. Nada. Me he dado cuenta de que me tengo a mí misma,al final de todo soy lo único que tengo y me quiero.

Eso parece que está considerado un delito, no por ello descuido a los demás ni dejan de preocuparme, todo lo contrario, pero ¿tan malo es que merezco que un día el mundo me de la espalda? Sé que nadie se dará por aludido, sobre todo porque la mayoría no es consciente y al final no soy la única que puede pensar en sí misma, pero hay cosas que duelen. He perdido parte de mi pasado y tristemente he perdido algo de mi presente, no sé cómo ha ocurrido, pero duele. Como dice una frase de una de mis películas favoritas "... pero yo no quería vivir en ningún sitio". Ahora mismo yo tampoco, me gustaría desaparecer no sé, dejar de lado las preocupaciones. Hace poco escribí acerca de la felicidad, con esto no estoy renegando de aquellas palabras, las mantengo.

Pero todos tenemos días malos y necesitamos desahogarnos, y ya que hoy no ha habido nadie a quien esto le haya interesado, he vuelto a donde antes decía: a contármelo a mí misma. ¿el colmo del egoísmo? Egoísmo no señores, es que sino me escucho yo, no sé quién cojones lo va a hacer.

Pese a esto, hay personas que siempre están ahí, aunque estén lejos y apenas hablemos con ellas, pero se sabe que se puede contar con ellas. Esas personas son las únicas que ahora mismo me ofrecen un poco de ilusión. Con esto, respiro hondo y leo lo que escribí sobre la felicidad: mañana será otro día.

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