sábado, 29 de mayo de 2010

El día en que los recuerdos nublaron mi mente...

No puedo dejar pasar más tiempo. Tengo demasiadas cosas en mente guardadas, necesito un respiro. Es que así no hay quién estudie. Ayer fue un día bastante raro. Volví al pasado, en casi todas sus formas. Sin darme cuenta, la peor temporada de mi vida me vino al recuerdo de golpe y me dejó K.O. Lo peor no es sólo haberlo recordado, sino haberme dado cuenta de más cosas que antes no había entendido.

Pensaba que tan sólo yo era sufridora de mis propios actos, sin embargo ayer me di cuenta que una de las personas a las que más quiero en esta vida, lo pasó incluso peor que yo. Le hice sufrir. Además de haber estado mal fui una egoísta. Me doy cuenta de que únicamente pensaba en mí: en MIS "enfermedades", en MIS ansiedades, en MIS depresiones, en MIS notas, en MI estado de ánimo, en MI, en MI, ¡en MI! ¡Joder! ¿y qué pasaba con MI familia?¿y MIS amigos? ¿al estar fuera de MI persona ya no tenían importancia? Ayer me planteaba porqué cojones había tenido que tomar yo pastillas, porqué bebí los vientos por un médico que sólo me aumentaba la dosis...hablando con ella me di cuenta de que no todo era como siempre había pensado. Siempre creí que yo sola había sido la víctima, sin embargo todo cuanto había a mi alrededor pasó a serlo también. Lo único que se me ocurre decir es lo siento.

Siguiendo con el día de ayer más recuerdos me asaltaron, creía que ya lo tenía superado, pero con unas pocas fotos antiguas todo cambia. Era la impotencia la que empujaba a las lágrimas fuera de mis ojos. Impotencia no por tratar de cambiar el pasado, sino ese sentimiento de nostalgia fortísima que te atraviesa desde el pecho hasta la garganta, ese sentimiento que te impide tragar e incluso respirar, ese sentimiento que intentas no oir en tu cabeza. Lo sientes pero no lo escuchas, porque tratas de mantener una llama encendida dentro de tí para que siempre quede el recuerdo y la esperanza. Pero que sin embargo te hace saber que no la volverás a ver nunca más. También lo siento, por no haberte dicho nunca todo lo que te quería ni haberte entendido mejor. Otra vez yo misma me traicioné, pensando sólo en MÍ, en MÍ misma y en MIS problemas. Lo siento.

Tras un día lleno de recuerdos que me hicieron menguar, llegó un momento en el que no sabía qué hacer: estaba en mi habitación, no quería comer, ni fumar, ni moverme, podría permanecer sentada en la silla de mi escritorio eternamente que apenas notaría algo. No era tristeza lo que sentía, ni impotencia, tan sólo estaba bloqueada y pendiente de seguir consciente. Por suerte unas palabras bonitas hicieron que saliera de mi letargo y me animaron el día. Puede parecer una estupidez o todo lo contrario: que dé demasiada importancia a esas palabras. Cualquier otro día a lo mejor unas simples palabras hubieran pasado apenas por un simple elogio para mí, sin embargo, ayer, esas simples palabras me hicieron sonreír y volver a la realidad: a la dura, jodida y sin embargo a veces dulce y apacible realidad. Aunque no sepas ni de la existencia de esto: GRACIAS, no creo que seas consciente de lo que unas míseras palabras pueden hacer por una persona en el momento oportuno.

Ayer, antes de dormir, me puse una película. Los tres caballeros. Recuerdo que cuando cuidabas de mí siempre la veía. Tal vez sólo yo me acuerde de esto, es lo más probable, pero lo sé. Como ya dije un día no necesito nada material para poder acordarme de tí. Acordarme significa haber olvidado previamente. De eso te aseguras tú apareciendo en mis sueños de vez en cuando, de que no haya olvido, y te lo aseguro: no lo hay.

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